jueves, 24 de febrero de 2011

CIEGOS Y TRANSPARENTES


 
Zona Abisopelágica o el lugar de la única esencia
(de los 4000 m hasta el lecho marino) ; La luz no existe aquí, la mayoría de sus habitantes son ciegos y transparentes. El nombre viene del prefijo griego (ábyssos), abismo, o sea, sin fondo (un remanente de los tiempos en que se creía que el océano no tenía fondo). fuente: WIKIPEDIA


Tras un abrupto estruendo, la oscuridad volvía. Mara permanecía en un rincón acostada en posición fetal agarrándose la cabeza. Llevaba tiempo en aquella constante trasgresión, donde solo una habitación desnuda la custodiaba, y de vez en cuando la puerta era abierta cegándola con la luz del día y luego siendo azotada.

Al principio, Mara creyó que estaba secuestrada, pero al ver que los días pasaban y que el hambre no la torturaba pensó que estaba muerta, pero después se convenció de que era parte de un experimento y que, de alguna manera, esos portazos le suministraban las energías y que, tampoco le daban la necesidad de orinar o defecar.

Lo que aparentemente la mantenía en cordura, es que tomaba siestas muy largas donde se sentía renovada para explorar la habitación, la cual, a veces se encontraba pavorosamente pequeña y otras veces, no lograba hallar las cuatro esquinas de lo grande y eterna que era.

Primero, el silencio fue su peor enemigo, aunque la vista, que es siempre la más inocente, fue la que se adaptó de inmediato a la espesura. Dejándola respirar tranquilamente en sus extensos sueños, convirtiendo al silencio en el depositario de sus anhelos.

Incluso, considerándose una mujer nerviosa, los portazos se convirtieron ordinarios. Y entonces, los ritmos de su vida se limitaron al aire que entraba a hurtadillas entre cada estrepitosa apertura.

Fue entonces cuando el tiempo desapareció.
Sus sueños, se convirtieron en coloridos paisajes, donde sólo sus pies eran moradores de aquellos lugares, sus ojos pequeños, no le bastaban para magnificarse el alma de tanta belleza, y fue entonces cuando se dio cuenta que estaba sola.

Entonces despertó agitada por primera vez en mucho tiempo, pues un portazo nuevamente se apresuró a sacudirle las pesadillas, brincó sintiendo nudos en la garganta y fue entonces cuando el llanto comenzó a inundar la habitación.

Y dentro de aquel sollozo, unos brazos la rodearon, ella no veía nada aun, pero por primera vez, podía sentir.

Le tomó la cara con suavidad y le dijo al oído:

"Somos ciegos y transparentes, duerme y llévame a tus sueños"
FIN

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