viernes, 19 de octubre de 2012

EL CANDADITO ORGULLOSO


En mundos así, como el nuestro, donde el hombre roba al hombre, se inventaron unos aditamentos especiales para asegurar las cosas, llamados candados.
Los hay ya de muchos tipos, si el hombre evoluciona, éstos deben evolucionar también, y es que, mientras más formas se inventan para abrirlos, mas candados deben inventarse para así que se cumple un ciclo infinito como el de a lluvia.

Bien pues éste es la historia de un candadito orgulloso que junto con unas  grandes y gruesas cadenas protegían los autos de un edificio justo en la avenida mas grande de la ciudad, si ésa misma que ustedes estas pensando, -si es que son vecinos míos, claro está- y si no lo son, imagínense una avenida llena de autos y gente, que pasan las 24 horas del día y que los ruidos acallados de la media noche no existen.



Bien pues este candadito todas las mañanas era apreciado por su dueño:

“Gracias candadito por cuidarme el auto” Decía el hombre que todas las mañanas muy alegre se iba a trabajar y por las noches, nuevamente el candadito era unido con las cadenas para resguardar el transporte preciado.

“Cadena corriente, ya te estás oxidando” Le dijo un día el candadito orgulloso a su compañera de trabajo mientras aguardaban a su dueño para que los uniera nuevamente.

“Candadito orgulloso, no importa qué color tenga si seguimos cuidando igual de bien” Respondió la cadena ofendida.

Pero el candadito presumido seguía criticando a la cadena oxidada, al árbol que se contoneaba en otoño y que dejaba caer sus hojas al automóvil de su dueño…tanto se quejaba que nadie quiso ser más su amigo.

“Ahí esta el candadito orgulloso, ¡qué bueno que es de noche y tiene la bocasa cerrada uniendo a las cadenas! Así no hablará de lo útil que es en este mundo, es chocante…”

Decían mis amigas las hormigas que se tambaleaban al cruzar las cadenas al transportar su comida.

Hasta que un día, el dinero desapareció, todo, en todos lados era regalado, el ingeniero que armaba autos no cobró ni un centavo mas porque el botánico accedió a publicar su fórmula para hacer mas grandes los tomates en agradecimiento de que el médico no le pidió  ni un céntimo en la operación de los ojos de su niño, quien lo hizo gratis porque estaba demasiado feliz disfrutando del yate que un magnate regaló a la comunidad de la pura alegría de que las tiendas de ropa regalaban todas sus mas finas mercancías ya que la industria textil se puso de fiesta debido a que el casino que tantos borrachos sacaba
se había convertido en un gigante bufete de comida gratis ya que el dueño del casino festejaba que podía volar a todas partes gratis por el resto de su vida ya que los dueños de las aerolíneas también festejaban el regalo de las automotrices por regalaban sus autos…..

¡Ay que cansado fue explicar este ciclo, catarinas y escarabajos,  que es tan simple como el de la lluvia, ¿ahora lo ven?

Así pues, ya no hubo necesidad de usar al candadito orgulloso, ¡nadie tenia necesidad de robar! La cadena oxidada por fin descansó y se dio el tiempo de conocer mas a fondo al árbol bailarín que se volvieron buenos amigos, pero el candadito orgulloso, se quedo así, con la “boca abierta” del coraje, tirado en una esquina esperando vuelvan los viejos tiempos donde el orgullo, el dinero y el poder, lo usen de refuerzo para salvar el sentido capitalista que en otros mundos, los ciegos seguimos persiguiendo.



FIN

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