¿Qué se hace con un manojo de
hojas blancas? Y me lo pregunto porque cuando a uno lo ataca el
"estreñimiento de letras" - como dice aquella mujer que mora en
mi cabeza cuando está con algunas copitas de más, tratando de echarle
gasolina a la herida" ¿así se dice? para ver si así uno escupe algo
mas que revoloteadas ideas de cantina.
Pero eso sí, cuando uno trae a
la musa de palabras, ni el nombre del bendito archivo del fabuloso programa
de computadora irónicamente bautizado como "Word" importa ¡qué
va! ése sale hasta después, cuando uno descubre a qué sabe el cuento, y se
da el lujote de dejar el título e incluso el final como
cuando se elijen a personajes secundarios para alguna novelilla que se
leerá en el metro.
Pero cuando uno anda estreñido
de letras, ¡hasta se parte el coco pensando en el nombre del archivo que se
ha de guardar en la maravillosa PC.
Cuento de una fantasía.- la
titulamos para inspirarnos, pero ¡nada! la hoja se queda insólitamente muda
para uno que solía tener diarrea de letras.
Entonces inventamos un título
más apabullante; La muerte sedienta, pero ¡nada! y así hay como 20 archivos
brillando por su blancura, pero eso si, con títulos interesantísimos, tal
como aquellas medicinas que juran "destapar" al intestino pero
que se niega a conseguir la ansiada evacuación y lo peor de todo, es que
desde el principio uno bien sabe que el único remedio fosforescente que
hará el milagrito son unos mentados supositorios que, ¡habrá que contar
cómo se siente introducirlos! pues uno siempre se pregunta ¿Por qué hay que
meter algo donde en teoría llevamos días esperando que precisamente algo
salga? Quizá una paradoja primaria de nuestra existencia, o por lo menos de
la existencia de los estreñidos, víctimas de aquel colapso intestinal que
pocos entienden.
Y entonces ya después de tanto
pujido, de tanto reproche y de tanto chillar por los rincones, uno se arma
de valor para volver a teclear una que otra historia, pero ya mas resuelto
a sentir que no podrá parir ni siquiera una sola frase coherente y entonces
al archivo no mas se le pone Doc2.doc, porque el Doc1.doc ya está ocupado
para guardar toda las barrabasadas que a uno se le ocurren cuando se está
enojado con el pobrecito prójimo que ni culpa tiene de aquel estreñimiento
de letras.
Y cuando uno va a la tienda, o
a socorrer algún tierno pajarillo, o lo que sea necesario para distraer a
la sequía de letras, regresa y ve un bien ponderado nombre de archivo
llamado DOC2.DOC, en espera de su nuevo nombre y se ve así, en mayúsculas
cuando uno anda ardido por no parir letras! entonces se da a la tarea de
burlarse de aquella incontinencia animal sacando ¡por fin! un pequeño
pedacito de texto,
así chiquito, sin ton ni son, pero ¡que rico sabe después de una hambruna
tremenda de letras y palabras!
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